El Covid-19 pasa la cuenta y académicas reducen su tiempo de investigación
Estudio advierte que las mujeres que tienen hijos han sufrido durante una merma de una hora en promedio, frente a 25 minutos de los hombres y 31 minutos de sus pares que no son madres.
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La subrepresentación femenina en la academia no es una novedad. Antes de la pandemia, solo un tercio de los profesores universitarios titulares en EEUU eran mujeres, con una proporción menor en Europa y Canadá. Y, lamentablemente, la crisis llegó a profundizar las diferencias.
“Las interrupciones del Covid-19 afectan desproporcionadamente a las mujeres académicas”, se titula un estudio elaborado por expertas de las universidades de California en Davis, de Illinois en Urbana-Champaign y Wellesley College, que plantea que las medidas para responder a la crisis (cierres de colegios y jardines) han exacerbado las brechas.
A partir de una encuesta respondida por casi 28 mil académicos de diversas disciplinas y países, el paper concluye que si bien todos han sufrido una reducción en las horas de investigación, las académicas con niños -en particular pequeños- informan de una reducción desproporcionada del tiempo dedicado a la investigación en relación a los hombres y mujeres comparables sin hijos.
Una de las autoras es la académica de la U. de Illinois en Urbana-Champaign, Tatyana Deryugina, quien detalla que los hombres sin hijos destinan 25 minutos menos a investigar al día en promedio, y las mujeres sin hijos han sufrido una merma de 31 minutos. Las madres pierden una hora más de tiempo de investigación al día que los hombres sin hijos, diferencia aún mayor para las que tienen niños menores a siete años.
La investigación y el cuidado personal se han visto desplazados por un aumento significativo del tiempo dedicado a niños y otras tareas del hogar, plantea el paper, y advierte que “las mujeres académicas soportan una carga desproporcionada del cuidado de los niños y sufren la llamada pena de maternidad”.
La brecha se profundiza
La directora de Investigación del Instituto de Economía UC, Jeanne Lafortune,indica que las conclusiones se pueden aplicar a nivel nacional, pues lamenta que la disrupción en cuidado infantil en Chile ha sido, en general, más larga e importante que en otros países.
Dado que hay menos mujeres que eligen carreras académicas que hombres y son promocionadas a tasas menores, dice que “si el tiempo que pueden dedicar a sus investigaciones cae más que en el caso de los hombres, podríamos ver esta brecha empeorar a medida que los efectos de la pandemia siguen”.
Deryugina advierte que “a largo plazo, tal brecha puede hacer que estas mujeres tengan una probabilidad desproporcionada de abandonar la academia, lo que perjudica aún más la representación de las mujeres en este sector”.
Alerta que una academia menos diversa podría significar menos ideas innovadoras, menos atención a los problemas de grupos subrepresentados y menos estudiantes enseñados y guiados por profesores que se parecen a ellos.
Para evitar que estos efectos se materialicen, la coautora y académica del Wellesley College, Olga Shurchkov, explica que las instituciones pueden verse “tentadas” a responder a las cargas desiguales con extensiones o asistencia a los grupos afectados, pero esto puede no ser posible en la práctica, debido a las leyes de no discriminación.
Así, sugiere “justificar una reevaluación de los beneficios de la facultad, centrándose en apoyar un acceso más amplio y generoso al cuidado de los niños, más allá de las licencias parentales”.
Lafortune advierte que no necesariamente las medidas que se adopten -como retrasar plazos de cumplimiento- deberían aplicarse solo a las investigadoras, pues “eso podría reforzar un patrón cultural donde el cuidado infantil recarga sobre los hombros de las mujeres”.